Un virus que asesina y desgarra voces, camina entre nosotros silente escondiéndose en nuestro organismo. Acecha a enfermos hasta dejarlos sin aliento y nos quita la oportunidad de acercarnos y abrazar a nuestros seres más cercarnos como estábamos acostumbrados.
Ante esta situación pasamos por una cuarentena que, por más extensa que parezca, nos ha revelado como sociedad cinco patrones en un escenario crítico que hoy más que nunca es obligación no solo del Estado, sino también de la empresa privada, de emprendedores, profesionales y los ciudadanos enfrentarlo.
El primer patrón es nuestro precario sector de salud. Según el Minsa, tenemos – domingo 12 de abril de 2020- casi 7000 casos, 788 hospitalizados, 142 en situación de riesgo con ventilación mecánica teniendo capacidad máxima de 504 camas para cuidados intensivos en todo el Perú. Esto demuestra que en unas semanas estaremos al borde del colapso pesar de que todavía no llegamos al pico de la ola denominada por la Estrategia del Martillo.
Al primer patrón se le suma el segundo que es la corrupción. La Fiscalía Anticorrupción investiga al menos 32 casos de funcionarios públicos que habrían cometido delitos durante la pandemia, como el caso del alcalde de Barranco que usó un vehículo de la municipalidad para llevarse las canastas otorgadas por el gobierno a su casa. Otro caso son las compras con precios exorbitantes de mascarillas detectadas por la Contraloría.
El tercer patrón es la informalidad que representa el 70% de la economía peruana y que tiene a una gran parte en knockout. Es notorio que estamos pasando por una crisis económica pero los que se llevan la peor parte son ellos porque viven del trabajo del día a día.
El cuarto patrón es la indiferencia del algunos partes del sector privado. Ver el accionar desafortunado de la Confiep y los fondos privados de pensiones (AFP) ante la crisis, genera una sensación en las redes sociales de que algunos sectores le importa poco o nada la situación crítica de sus trabajadores y la población.
El quinto patrón es el egoísmo, algo que siempre hemos tenido como peruanos y hoy más que nunca como en las aglomeraciones de personas durante las colas, en las detenciones que exponen el contagio – más de 40 mil personas detenidas desde el primer día del estado de emergencia según el Minter- y en las compras excesivas de productos de primera utilidad.
Sin embargo, no todo es gris en esta ciudad y mucho menos en esta difícil situación. Centros educativos, institutos y universidades como la UNI, UNMSM o la PUCP han tomado la crisis como una oportunidad usando la tecnología a fin de crear respiradores mecánicos para los pacientes con COVID-19, o brazaletes que impiden el contagio activando una vibración cuando las manos se acercan a la cara.
Y qué decir de los pequeños emprendedores que cocinan diariamente raciones para médicos, enfermeros, limpiadores y policías, o los que trabajan en el sector textil y que ahora usan sus telas para la creación de mascarillas o los laboratorios que ahora fabrican geles de limpieza para manos. También el apoyo de los clubs de fútbol como Universitario de Deportes y Alianza Lima que ponen sus sedes a disposición para los pacientes víctimas del Covid-19.
Si me preguntan, cómo un comunicador o publicista puede aportar en el estado de emergencia, la respuesta está en que las agencias y/o los profesionales de la comunicación pueden brindar herramientas que ayuden a las empresas a que sus acciones contra el Coronavirus sean escuchadas por sus consumidores y su público de interés.
Tenemos que convencernos que nuestras vidas demorarán en volver a la normalidad. En ese sentido, la estrategia de comunicación de las marcas debe orientarse en brindar – en primer lugar- tranquilidad a su comunidad y a sus trabajadoras y trabajadores que están nerviosos, ansiosos y temerosos por lo que puede pasar mañana.
No obstante, las pequeñas, medianas y grandes empresas tienen una oportunidad para hacer historia creando soluciones creativas que aporten al problema como lo están haciendo las marcas mencionadas. Esto genera optimismo a una sociedad golpeada, que no está lejos de pasar por una crisis como algunos países desarrollados como USA, Italia o España. Y sin mirar muy lejos, nuestro país hermano, Ecuador.
Para ello es importante el uso de tecnologías – redes sociales, páginas webs y apps- como canales de comunicación que anuncien correctamente las soluciones que propongan estas empresas ya sea de manera interna – hacia sus colaboradores- o manera externa -público de interés-.
El personal de recursos humanos o del área administrativa debe ser consciente de que los problemas económicos que afronte la empresa no es simplemente una comunicación legal o una carta que debe enviar a sus colaboradores, sino recordar que son personas y también padecen problemas como todos.
En el ámbito externo, las relaciones públicas (PR) tienen un gran reto y es emplearse como un canal de difusión mediante entrevistas vía telefónica o Skype que ayuden a difundir las acciones de las empresas y comuniquen cuáles son las propuestas para afrontar la crisis.
¿Por qué son importante las relaciones públicas en esta situación? Porque el Estado, el sector privado y los emprendedores necesitan trabajar de la mano y los medios de comunicación ayudarán a que los funcionarios públicos escuchen sus propuestas que aporten a la situación que vivimos actualmente.
De esta manera, podremos superar estos 5 patrones por medio de la comunicación. Si bien es cierto, estamos pasando por una tormenta, pero al final siempre sale el sol y entre más se conozca las buenas acciones de las empresas, mejor recibimiento tendrá por parte de sus consumidores, su público de interés y la fidelidad de sus trabajadoras y trabajadores después de la cuarentena.