Desde que crecimos, siempre nos han acompañado las buenas historias. Aquellas que fueron contadas por medio de fábulas, cuentos o películas. Personajes, diálogos y escenas que seguirán siendo trascendentes y que a su vez inmortalizaron ha grandes autores como Julio Verne, Ernest Hemingway u Oscar Wilde.
Cuando la publicidad quiso alejarse del tradicional método comercial; unos creativos pensaron, ¿por qué no contar historias a través de las marcas? Fue así que el storytelling se unió a la creatividad para convertirse en una herramienta que permitiera enganchar al público por medio de las buenas historias.
En esta estrategia, las historias se vuelven parte de la publicidad donde el consumidor se convierte en el personaje principal partiendo del concepto creativo que está relacionado con la identidad de la marca.
Sin embargo, hoy en pleno siglo XXI, existen una infinidad de historias que son visualizadas fácilmente en los canales digitales. Pablo Picasso decía que si hubiera una única verdad, no sería posible pintar cientos de cuadros sobre el mismo tema. Lo mismo ocurre en este caso. Es por ello que el reto está en hacer algo distinto y único que pueda ser atractivo para sorprender al consumidor.
Si tenemos muy claro la audiencia a la que nos dirigimos en base a una investigación rigurosa para conocer más a los consumidores, podremos tener una pista más clara de lo que se puede idear para empezar con el Storytelling.
En esta etapa podremos definir el concepto ideal para la estrategia y el punto de partida para la idea. El siguiente paso y el más importante de todos es contarla bien. No solo basta con una buena historia, sino también en cómo desarrollarla.
Es responsabilidad del equipo creativo de poder direccionar la historia de una manera original que haga de su contenido más rico a través de un buen guion y un storyboard que enfatice lo que se desea plasmar.
A pesar de que en el camino se encontraran algunos baches que podrían generar que la idea no se desarrolle como se espera – el bajo presupuesto es el problema más común de todos -, no es suficiente excusa para realizar un buen proyecto ya que en los límites podemos hacer de nuestra creatividad una herramienta que permita dar soluciones tanto de comunicación como de negocio.
En ese sentido, las historias bien contadas en la publicidad pueden ser el camino que enganche al consumidor a reforzar las relaciones y también aumentar la tasa de conversión de los nuevos consumidores que permitan aumentar las ventas.
Una buena historia puede encontrarse en la vuelta de la esquina. Solo hay que salir a buscarla.